sábado

Holy Motors, Leos Carax (2011)

Leos Carax despierta de su letargo después de 13 años, tras haber experimentado estar bajo el efecto de la autoscopia, es decir, verse a uno mismo muerto, y contemplar todo desde otro perspectiva.
En su viaje celestial ha encontrado la llave para rasgar el telón y ver más allá, para convertirse en un espectador externo de lo que está ocurriendo hoy en día: un público dormido y acostumbrado al cine lleno de vacío, y que provoca muerte a el que lo consuma durante un tiempo determinado; por ello, se le ha encomendado la misión de obrar el milagro con esos motores benditos, acompañado de ángeles que repartan vida y emoción, ya que es de lo que carece últimamente todo. Leos Carax requiere nuevamente al grandísimo Denis Lavant, para que esto sea posible, y realice una labor mastodóntica; este bicho raro de la interpretación, contorsionista, acróbata cinematográfico y maestro de la expresión corporal. Su interpretación llega hasta límites sobre humanos, quedando expuesto en un bucle actoral que parece ser lo único que ha dado sentido a su vida; no tiene alma y dota a otros de ella y a ninguno a la vez. La efimeridad de dar vida y asesinar en un solo acto. Contemplaremos a un ser polimorfe, mutante y camaleón de camaleones, -capaz de convertirse en una bestia propia de las novelas de Love Craft, duplicándose y desdoblándose. Utiliza el método de la psicología transpersonal para averiguar cuál es el sentido de la identidad, trascendiendo como nunca nadie lo ha hecho, donde el espejo ya no sabe lo que vé. Vive por nosotros y de no gustar es guillotinado por ellos. Estos motores benditos lo llevan por varios multiversos con el objetivo de no alterar nada, ya que todo deber seguir tal cómo y pone en el guión, de lo contrario el universo entero estallará. Leos Carax ha encontrado una nueva senda a través del bosque por la que debe continuar, guiado por perros y niños.
¿Quiénes eramos? ¿Cuándo eramos? ¿Quiénes eramos?